lunes, 12 de diciembre de 2011

La España del siglo XVII

La crisis de 1640.

En 1640 durante el reinado de Felipe IV se dieron dos hechos relevante:

  • La rebelión de Cataluña.

  • Rebelión e independencia de Portugal.


Rebelión de Cataluña (1640-1652)

Hubo enfrentamientos entre campesinos y los soldados castellanos e italianos destinados en el frente catalán con motivo de la guerra contra Francia. La rebelión se extendió a la ciudad de Barcelona, donde un grupo de rebeldes iniciaron un gran motín y asesinaron al virrey en la festividad del Corpus Christi (Corpus de Sangre).


En realidad fue una revuelta anticentralista que empujó a los catalanes a pedir ayuda al rey francés Luis XIII al que nombraron conde de Barcelona.


Sin embargo la crisis económica unida a un nuevo brote de peste y a la opresión francesa que resultó peor que las castellana provocaron el agotamiento de los catalanes que se rindieron en 1652 a Felipe IV con la condición de que se respetaran sus fueros.


Rebelión e independencia de Portugal (1640-1668)

La rebelión portuguesa tuvo desde el principio un marcado carácter anticastellano e independentista que condujo a la proclamación del duque de Braganza como rey con el nombre de Juan IV. Dicha rebelión sorprendió a Felipe IV y a su valido Olivares que incapaces de atender simultáneamente dos frentes, optaron por concentrar sus esfuerzos en Cataluña.


La nueva monarquía portuguesa se consolidó con la ayuda de Francia e Inglaterra, y España tuvo que reconocer finalmente su independencia en 1668, ya en el reinado de Carlos II.


El ocaso del imperio español en Europa

Los monarcas del siglo XVII, Felipe III, Felipe IV y Carlos II delegaron sus finciones de gobierno en manos de validos que encaminaron a la monarquía hacia una pérdida de poder y un desprestigio creciente.


En política exterior, si el siglo SVI había representado para la Monarquía Hispánica su momento máximo de poder y hegemonía en el mundo, por lo contrario a lo largo del siglo SVII y sobre todo tras la Guerra de los 30 años, España queda relegada a un segundo plano en el escenario internacional, mientras Francia pasaba a ser la nueva potencia europea. La Monarquía Hispánica pasó del esplendor de un inmenso imperio colonial a una situación de decadencia y ruina que escandalizó a los propios españoles de la época.


En el reinado de Felipe III se interrumpió la tendencia bélica del siglo anterior y la Monarquía Española vivió un período de paz.

En reinado de Felipe IV se desenvolvió en un escenario de guerra permanente.


Dentro de la Guerra de los 30 años la firma de paz de Westfalia tuvo para España dos consecuencias importantes; por un lado el reconocimiento de la independencia definitiva de las Provincias Unidas en Holanda; y por otro, la pérdida de hegemonía en Europa.


España continuó su guerra en solitario contra Francia hasta la paz de los Pirineos que confirmó el declive de la Monarquía Hispánica y la confirmación de Francia como nueva potencia europea.


Carlos II se casó dos veces pero no tuvo descendencia y poco antes de morir nombró heredero a Felipe de Anjou con la intención de asegurar a la Monarquía española el apoyo de Francia. Con Carlos II se extingue en España la dinastía de los Austrias.


Evolución económica y social


El siglo XVII estuvo marcado por un descenso poblacional a causa de las epidemias, la expulsión de los moriscos, la emigración a América y el efecto de las guerras.


El impacto negativo de todos estos factores fue desigual en el territorio.


El estilo de vida nobiliario influyó en toda la sociedad. Los sectores acomodados fundaron mayorazgos para consolidar sus patrimonios, que convirtieron a sus descendientes en rentistas.


Esto provocó que, en el siglo XVII se implantase un sentimiento de desprecio hacia las actividades comerciales, artesanales y manufactureras.


Esa fascinación por la nobleza propició la venta de cargos y títulos. La aristocracia tenía la imperiosa necesidad de obtener recursos para mantener su estilo de vida y prestigio social. La burguesía vinculaba la ostentación de un título nobiliario como máximo reflejo de su éxito personal y económico.


Desde el siglo XVI se estableció un sistema de valores y estilos de vida en el que los

certificados de limpieza de sangre fueron determinantes. Esta condición fue una obsesión entre los pudientes de la época, que no hizo sino desprestigiar aún más los oficios manuales y el comercio, actividades vinculadas tradicionalmente a judíos y moriscos.


La crisis demográfica se unió al desorden monetario.


La crisis provocó el empeoramiento de las condiciones de vida de los pecheros.


El comercio se vio prácticamente paralizado, tanto el interior, como el americano.


No obstante a mediados del siglo XVII comenzaron los primeros avances hacia la recuperación económica:

  • En agricultura, la introducción de nuevos cultivos contribuyeron a incrementar la productividad.

  • La artesanía se vio favorecida por medidas proteccionistas.

  • El comercio también se recuperó progresivamente.


Al finalizar el siglo, los síntomas de recuperación se apuntaban en el horizonte.

Pablo Ruiz Camacho

1 comentario:

  1. La entrada llega con algo de retraso. Además, ¿sólo hay dos hechos relevantes en el período de Felipe IV?
    Atentamente,

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